Agua para todos los niños

Por otra parte, denunciamos con justa indignación y aversión a los hombres que están tan engañados y desmoralizados por los encantos del placer del momento, tan cegados por el deseo, que no pueden prever el dolor y los problemas que seguramente seguirán, y la misma culpa corresponde a aquellos que fallan en su deber por debilidad de voluntad, lo que es lo mismo que decir por rehuir el trabajo y el dolor.

Estos casos son perfectamente sencillos y fáciles de distinguir. En un momento libre, cuando nuestro poder de elección es ilimitado y cuando nada nos impide hacer lo que más nos gusta, todo placer debe ser bienvenido y todo dolor evitado.

Pero en determinadas circunstancias y por exigencias del deber o de las obligaciones del negocio, con frecuencia se dará el caso de que haya que repudiar los placeres y aceptar las molestias. Por eso, el hombre sabio siempre se atiene en estas cuestiones a este principio de selección: rechaza placeres para conseguir otros mayores, o bien soporta dolores para evitar dolores peores.

Quien ama o persigue
Tampoco hay nadie que ame o busque o desee obtener el dolor por sí mismo, sino porque de vez en cuando se presentan circunstancias en las que el trabajo y el dolor pueden procurarle algún gran placer. Para tomar un ejemplo trivial, ¿quién de nosotros emprende alguna vez un ejercicio físico laborioso, excepto para obtener algún beneficio de él?

Pero, ¿quién tiene derecho a criticar?

Con un hombre que elige disfrutar
Esto no tiene consecuencias molestas.
Evita un dolor que produce
Deber o las obligaciones de los negocios
Dolores de dureza para evitar dolores peores
Ocasionalmente ocurren circunstancias en las que
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